Por un mundo mejor
La Pachamama nos necesita, que dice mi queridísima amiga Miss Tulp. Y qué verdad, madrecita (os acordáis de cuando decíamos "madrecita"? bueno, yo lo sigo diciendo, me caló fuerte) -dónde están aquí los emoticonos? necesito la cara del que se ríe...-.
Ha pasado mucho tiempo desde que éramos universitarias y bloggers. Entro ahora por aquí y no encuentro las pestañas, los botones y de la contraseña me he acordado de milagro. Supongo que somos las mismas, aunque somos otras y seremos mejores, pero también peores. Gira el mundo gira, todo pasa y todo queda y la bola de nieve, que podría ser de mierda, va creciendo y creciendo como la pelota del escarabajo que se pone el mundo por montera aunque todo lo que lleva es caca de la vaca, la vaca que ríe y el toro que empuja.
Algo quedará de mí, de la Almendra que conocisteis y que algún día se sentó en los escalones de la Plaza Nueva y os cantó que "hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser" y "como los olivos sudan aceite mi cuerpo resbala sobre tu piel" por una Bebe que estuvo de moda y nos regaló algunos buenos ratos antes de liarla en una rueda de prensa (y otra vez me falta la cara del muñeco amarillo, nunca antes me pasó esto en blogspot). Pero he cambiado en muchas cosas. Como decía, seguramente en algunas a mejor y en otras a peor, cést la viè! Y en estos cambios, el Señor Bendito sabe que yo lucho cada día por avanzar en el respeto hacia la Madre Tierra, la Diosa Gaia, ese lugar llamado Mundo que nos ha visto nacer y que, sin duda alguna, nos verá también morir, esperemos que lo más pacíficamente posible.
Puedo decir y digo que ahora soy más responsable. Las aguas llenas de plásticos me dan ganas de llorar. Los microplásticos en las tripas de los peces, ganitas de vomitar. Las pajitas en los orificios nasales de las tortugas... me sobrecogen. Así que compré unas pajitas de bambú, pero como se limpiaban de pena, compré otras de acero inoxidable. Vienen 10, se limpian de puta madre y las usamos diariamente. Hasta el final de los días. Tienen una pequeña boquilla de silicona, eso sí, para que no chupes el metal directamente, que parece que es más frío y desagradable. Las recomiendo, sobre todo si hay niños en tu vida (porque tarde o temprano te las pedirán a todas horas y la abuela no dudará en usarlas).
Y hasta aquí mi colaboración de hoy. Aporto en otros ámbitos a la hora de ahorrar en residuos: lactancia materna, mínimos pañales desechables posibles y mi última adquisición ha sido la copa menstrual para celebrar mi recién segunda menarquia, ya os contaré cuando me vuelva la regla este mes, a ver si es tan buena como prometen (contadme vosotras si tenéis experiencia).
Seguiremos hablando de estas cositas, pero otro día, que ya he largado mucho.
Un besito, preciosas mías, sois las mejores, lo dicen vuestra familia, vuestros amigos y vuestros pacientes. No se puede pedir más. Os quiero (muak!).
Ha pasado mucho tiempo desde que éramos universitarias y bloggers. Entro ahora por aquí y no encuentro las pestañas, los botones y de la contraseña me he acordado de milagro. Supongo que somos las mismas, aunque somos otras y seremos mejores, pero también peores. Gira el mundo gira, todo pasa y todo queda y la bola de nieve, que podría ser de mierda, va creciendo y creciendo como la pelota del escarabajo que se pone el mundo por montera aunque todo lo que lleva es caca de la vaca, la vaca que ríe y el toro que empuja.
Algo quedará de mí, de la Almendra que conocisteis y que algún día se sentó en los escalones de la Plaza Nueva y os cantó que "hoy vas a ser la mujer que te dé la gana de ser" y "como los olivos sudan aceite mi cuerpo resbala sobre tu piel" por una Bebe que estuvo de moda y nos regaló algunos buenos ratos antes de liarla en una rueda de prensa (y otra vez me falta la cara del muñeco amarillo, nunca antes me pasó esto en blogspot). Pero he cambiado en muchas cosas. Como decía, seguramente en algunas a mejor y en otras a peor, cést la viè! Y en estos cambios, el Señor Bendito sabe que yo lucho cada día por avanzar en el respeto hacia la Madre Tierra, la Diosa Gaia, ese lugar llamado Mundo que nos ha visto nacer y que, sin duda alguna, nos verá también morir, esperemos que lo más pacíficamente posible.
Puedo decir y digo que ahora soy más responsable. Las aguas llenas de plásticos me dan ganas de llorar. Los microplásticos en las tripas de los peces, ganitas de vomitar. Las pajitas en los orificios nasales de las tortugas... me sobrecogen. Así que compré unas pajitas de bambú, pero como se limpiaban de pena, compré otras de acero inoxidable. Vienen 10, se limpian de puta madre y las usamos diariamente. Hasta el final de los días. Tienen una pequeña boquilla de silicona, eso sí, para que no chupes el metal directamente, que parece que es más frío y desagradable. Las recomiendo, sobre todo si hay niños en tu vida (porque tarde o temprano te las pedirán a todas horas y la abuela no dudará en usarlas).
Y hasta aquí mi colaboración de hoy. Aporto en otros ámbitos a la hora de ahorrar en residuos: lactancia materna, mínimos pañales desechables posibles y mi última adquisición ha sido la copa menstrual para celebrar mi recién segunda menarquia, ya os contaré cuando me vuelva la regla este mes, a ver si es tan buena como prometen (contadme vosotras si tenéis experiencia).
Seguiremos hablando de estas cositas, pero otro día, que ya he largado mucho.
Un besito, preciosas mías, sois las mejores, lo dicen vuestra familia, vuestros amigos y vuestros pacientes. No se puede pedir más. Os quiero (muak!).
Comentarios
Yo no tengo experiencia aún ni con pajitas ni con copa menstrual. Las pajitas no sabía que las fuera a necesitar, pero sí pensaba usar la copa cuando llegara el momento, así que estoy deseosa de conocer tu experiencia más a fondo. Los temas de higiene genital son importantes para este blog jaja
Os quiero!!